Cómo desarrollar un proyecto residencial Eco Smart
- Walter Hufschmid
- 25/06/2024
En el mes del Medio Ambiente, es vital reflexionar sobre la importancia de avanzar hacia construcciones amigables con el planeta.
El pasado 5 de junio se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente, una fecha clave para reflexionar sobre qué tipo de arquitectura queremos para el futuro.
En este sentido, podemos afirmar que un edificio inteligente no solo brinda eficiencia operativa, sino que también cuida activamente el consumo de recursos naturales. Debe ser resiliente, seguro y promover el bienestar de sus habitantes.
La arquitectura sustentable moderna rediseña el concepto de eficiencia, revelando secretos sobre cómo concebir, proyectar y desarrollar proyectos de obra. Y el uso de materiales amigables con el planeta es fundamental.
Sabemos que, a la hora de llevar adelante un proyecto inmobiliario, la industria de la construcción es una de las actividades que más emisiones de CO₂ produce y es por ello que en los últimos años el sector fue tomando cada vez más conciencia de la importancia de avanzar hacia un diseño sostenible que permita la descarbonización.
Estrategias para mitigar la huella. Si queremos lograr la descarbonización del sector, hay varias medidas que podemos tomar en el corto y mediano plazo:
Utilizar cemento bajo en carbono. Este material constituye entre el 10-15 % del hormigón, y su producción requiere gran cantidad de energía (por cada tonelada de cemento se produce media tonelada de CO₂). Pero su proceso se puede optimizar: cementos alternativos que incluyan piedra caliza y calcinados de arcilla reducen hasta un 30% sus emisiones.
Aprovechar las infraestructuras ya existentes. Promover la renovación en lugar de realizar nuevas construcciones permite el uso eficiente de la infraestructura y su espacio.
Usar madera sostenible. Su transformación requiere mucha menos energía que el acero o el hormigón y sus emisiones de CO₂ son cinco veces más bajas. Además, absorbe y almacena CO₂ de la atmósfera a lo largo de toda su vida útil. Se trata de un recurso natural, renovable, reutilizable y biodegradable, por lo que fomenta una economía circular.
Fabricar materiales de construcción de manera eficiente. Apostar por una economía circular y de proximidad permite reducir las emisiones de carbono embebido.
Reutilizar materiales. Lo ideal es que el diseño sea modular y reversible para poder desmontar y montar las piezas fácilmente. Además, la recirculación de materiales disminuye la generación de residuos.
Utilizar vehículos y máquinas bajas en emisiones. Los rodados que funcionan con electricidad y biocombustibles ayudan a reducir la contaminación atmosférica y acústica. En especial en zonas cercanas a las ciudades.
Una planificación que incluya estas estrategias nos llevará a una arquitectura sustentable y amigable con el planeta que también será moderna y funcional.