¿Qué es la arquitectura biofílica?

Estar en contacto con la naturaleza siempre ha proporcionado paz y refugio al ser humano. La arquitectura biofílica acerca esa naturaleza a nuestra vida diaria a través del hogar, la oficina, los comercios o cualquier espacio que habitemos. Nos hace sentir los espacios desde las emociones.

Este enfoque plantea mucho más que simplemente poner plantas en un proyecto. Busca conectar a las personas con la naturaleza en todas las dimensiones del diseño. Va más allá de las plantas, árboles y flores. Considera aspectos como la luz natural, las vistas al aire libre, la elección de materiales inspirados en la naturaleza y la incorporación de elementos que evocan experiencias sensoriales naturales.

No importa únicamente cómo se ve, sino cómo se siente y cómo afecta a las personas que experimentan esos espacios.

Ciudades sostenibles

El término biofilia fue acuñado por Edward Osborne Wilson, un biólogo, naturalista y escritor estadounidense, que planteaba que los humanos sienten una afinidad innata por todos los seres vivos, ya sean plantas o animales, desde hace millones de años.

La satisfacción de ese deseo vital -afirmaba Wilson- tiene la misma importancia para el ser humano que el hecho de entablar relaciones con otras personas. Hombres y mujeres encuentran paz y refugio cuando pasean entre los árboles de un bosque o cuando miran al mar.

De esta concepción del mundo nace la arquitectura biofílica, disciplina que ha llevado a muchos arquitectos a tratar de conectar sus trabajos íntimamente con la naturaleza para que ambos se nutran mutuamente y se logre crear espacios y ciudades sostenibles que mejoren la calidad de vida de las personas.

Así se alcanzan grandes beneficios, como construir viviendas menos contaminantes, ser más resilientes frente al cambio climático y generar bienestar en los seres humanos.

Rasgos distintivos

La estrategia principal de este tipo de arquitectura es incorporar las características del mundo natural en los espacios construidos (agua, vegetación, luz natural, y elementos como la madera y la piedra, especialmente con sus vetas expuestas). El uso de siluetas y formas orgánicas en lugar de líneas rectas es fundamental en los diseños biofílicos, además de establecer relaciones visuales, por ejemplo, entre la luz y la sombra.

Uno de los factores más ampliamente relacionado con el bienestar y la salud en los edificios es el efecto de las vistas a la naturaleza. En la búsqueda de la reconexión con los entornos naturales, la propia conexión visual es la primera y más básica manera de efectuarla. Las imágenes naturales se relacionan con efectos restauradores y relajantes. La utilización de cuadros de espacios naturales, por ejemplo, tienen efectos positivos en las personas.

En esta dimensión también cobran importancia la mejora de la calidad del aire y la ventilación, el acceso a luz natural y la presencia de vegetación interior y fuentes u otros elementos que incorporen el agua en el diseño del edificio.

Un gran ejemplo son las paredes y techos verdes. Estas estructuras no solo agregan oportunidades visuales para conectarse con la naturaleza, sino que también mejoran el medio ambiente. Una fachada verde colocada sobre una pared existente o una «pared viva» compuesta de plantas puede ayudar a reducir el efecto de isla de calor urbano.

 El diseño biofílico en áreas urbanas exteriores puede ayudar a disminuir la temperatura del aire y así prevé el efecto de «isla urbana» en las ciudades.

En clima cálido, un techo verde actúa como una masa refrescante, desviando la penetración de la luz solar. En climas más fríos, proporciona un mayor aislamiento, lo que resulta en una menor demanda de calefacción.

Todos estos beneficios nos demuestran que la arquitectura biofílica es capaz de transformar el mundo que habita en armonía con la naturaleza.

 

¿Qué es la arquitectura biofílica?

Estar en contacto con la naturaleza siempre ha proporcionado paz y refugio al ser humano. La arquitectura biofílica acerca esa naturaleza a nuestra vida diaria a través del hogar, la oficina, los comercios o cualquier espacio que habitemos. Nos hace sentir los espacios desde las emociones.

Este enfoque plantea mucho más que simplemente poner plantas en un proyecto. Busca conectar a las personas con la naturaleza en todas las dimensiones del diseño. Va más allá de las plantas, árboles y flores. Considera aspectos como la luz natural, las vistas al aire libre, la elección de materiales inspirados en la naturaleza y la incorporación de elementos que evocan experiencias sensoriales naturales.

No importa únicamente cómo se ve, sino cómo se siente y cómo afecta a las personas que experimentan esos espacios.

Ciudades sostenibles

El término biofilia fue acuñado por Edward Osborne Wilson, un biólogo, naturalista y escritor estadounidense, que planteaba que los humanos sienten una afinidad innata por todos los seres vivos, ya sean plantas o animales, desde hace millones de años.

La satisfacción de ese deseo vital -afirmaba Wilson- tiene la misma importancia para el ser humano que el hecho de entablar relaciones con otras personas. Hombres y mujeres encuentran paz y refugio cuando pasean entre los árboles de un bosque o cuando miran al mar.

De esta concepción del mundo nace la arquitectura biofílica, disciplina que ha llevado a muchos arquitectos a tratar de conectar sus trabajos íntimamente con la naturaleza para que ambos se nutran mutuamente y se logre crear espacios y ciudades sostenibles que mejoren la calidad de vida de las personas.

Así se alcanzan grandes beneficios, como construir viviendas menos contaminantes, ser más resilientes frente al cambio climático y generar bienestar en los seres humanos.

Rasgos distintivos

La estrategia principal de este tipo de arquitectura es incorporar las características del mundo natural en los espacios construidos (agua, vegetación, luz natural, y elementos como la madera y la piedra, especialmente con sus vetas expuestas). El uso de siluetas y formas orgánicas en lugar de líneas rectas es fundamental en los diseños biofílicos, además de establecer relaciones visuales, por ejemplo, entre la luz y la sombra.

Uno de los factores más ampliamente relacionado con el bienestar y la salud en los edificios es el efecto de las vistas a la naturaleza. En la búsqueda de la reconexión con los entornos naturales, la propia conexión visual es la primera y más básica manera de efectuarla. Las imágenes naturales se relacionan con efectos restauradores y relajantes. La utilización de cuadros de espacios naturales, por ejemplo, tienen efectos positivos en las personas.

En esta dimensión también cobran importancia la mejora de la calidad del aire y la ventilación, el acceso a luz natural y la presencia de vegetación interior y fuentes u otros elementos que incorporen el agua en el diseño del edificio.

Un gran ejemplo son las paredes y techos verdes. Estas estructuras no solo agregan oportunidades visuales para conectarse con la naturaleza, sino que también mejoran el medio ambiente. Una fachada verde colocada sobre una pared existente o una «pared viva» compuesta de plantas puede ayudar a reducir el efecto de isla de calor urbano.

 El diseño biofílico en áreas urbanas exteriores puede ayudar a disminuir la temperatura del aire y así prevé el efecto de «isla urbana» en las ciudades.

En clima cálido, un techo verde actúa como una masa refrescante, desviando la penetración de la luz solar. En climas más fríos, proporciona un mayor aislamiento, lo que resulta en una menor demanda de calefacción.

Todos estos beneficios nos demuestran que la arquitectura biofílica es capaz de transformar el mundo que habita en armonía con la naturaleza.

 

Copyright © 2024 Urban DNA Group